La limpieza refleja quién eres como organización
La limpieza es una pieza fundamental dentro de una buena cultura organizacional. La cultura de limpieza es una herramienta esencial para desarrollar al máximo el potencial, proactividad y el rendimiento de una institución.

Qué dice el orden y la limpieza sobre una organización
Desde hace algunos años, se le ha reconocido al orden y a la limpieza como dos factores de gran relevancia dentro de las operaciones dentro de una organización.
Ambos factores tienen objetivos específicos, los cuales impulsan la proactividad de los integrantes de una organización.
Como parte de una cultura organizacional, se deben procurar las cuestiones de limpieza de los espacios de trabajo, pues es un aspecto primordial en un entorno óptimo para contribuir en la salud física y mental de los colaboradores.
Las excelentes ventajas de contar con una buena cultura de limpieza e higiene dentro de una institución, aportan significativamente a:
- Mejorar la productividad y el rendimiento.
Se ha comprobado que el ambiente de trabajo repercute en el rendimiento de los colaboradores. Si se crea un espacio en buenas condiciones de limpieza, sin duda se verá reflejado en mejores resultados de las operaciones.
Esto debido a que un entorno limpio favorece la concentración, mientras que uno no favorable reduce la productividad.
- Reducir los accidentes.
Todo colaborador de una institución, debe realizar sus actividades en las mejores condiciones. Sin duda, es una parte a destacar de las normativas de protección hacia el trabajador.
- Ayuda a posicionar mejor la imagen de la organización.
Una organización en buenas condiciones, no sólo deja entrever el uso responsable de las instalaciones, sino su nivel de compromiso y responsabilidad.
Cabe destacar que la impresión que generan las condiciones de higiene y limpieza de una institución, puede llegar a ser un gran factor decisivo en la toma de decisiones sobre acuerdo comercial.
Cómo lograr una cultura de limpieza
Para lograr una cultura de limpieza eficaz, son necesarias algunas acciones fundamentales como:
- Buscar mejorar las condiciones de trabajo y el mejor aprovechamiento de los recursos.
Mantener limpio el espacio no es sinónimo de una buena cultura de limpieza. Para crear un entorno óptimo y productivo, se debe verificar que se utilicen adecuadamente los recursos. Un colaborador con buenas herramientas en un ambiente higiénico, aumenta su rendimiento.
- Sustituye el equipo defectuoso
Los equipos en los espacios de trabajo tienen un tiempo de vida específico. ¿Sabías que el buen mantenimiento puede alargarlo aún más?
Realizar una rutina de limpieza para los recursos necesarios, como el equipo de trabajo, es un paso en la dirección correcta hacia una cultura de limpieza. Así mismo, se deberán sustituir los equipos defectuosos.
- Rutinas periódicas de limpieza
Para crear una cultura de limpieza, se debe identificar cuáles son los espacios de trabajo que intervienen en una organización, así como sus necesidades específicas.
¿Qué tipo de limpieza o mantenimiento necesitan? Esta sencilla pregunta será una herramienta útil para desarrollar el mejor plan para tu organización. Desde la ventilación de espacios, eliminación de residuos, polvo, limpieza de superficies, entre muchos otros.
Hábitos de limpieza que debe adquirir una organización
Los hábitos de limpieza, sin duda, favorecen la seguridad, la productividad y las condiciones del espacio de trabajo. Hoy en día, las instituciones cuentan con el apoyo de servicios de limpieza, con el fin de mantener en buenas condiciones las áreas de trabajo.
Sin embargo, dentro de una organización, desarrollar una buena cultura de limpieza con ayuda de rutinas, para mantener y mejorar el orden, es un paso fundamental para crear hábitos.
¿Por qué crear hábitos? Trabajar sobre pautas en un entorno laboral, ayuda a desarrollar un modelo en el que se invita a los colaboradores a mantener el orden y la higiene de su área.
Comienza por desarrollar normativas que favorezcan la responsabilidad y la disciplina dentro de los empleados. Se asignan tareas de orden y organización a los involucrados, con el objetivo de integrarlas en el flujo normal de las operaciones.
Cabe destacar que, para desarrollar los hábitos de forma eficiente, se le deberán proporcionar los medios y materiales necesarios a los involucrados. Se debe dirigir hacia una dirección concreta con acciones.
Finalmente, la limpieza como parte de una cultura organizacional, coloca al alcance de una institución una serie de beneficios, como los mencionados en los anteriores puntos. Crear hábitos es el inicio de una cultura de limpieza de excelencia.
Sus beneficios no solo se verán reflejados en sus áreas y entornos de trabajo, sino en los resultados de sus operaciones, gracias a su aporte a la concentración, la mejora de la productividad y rendimiento.
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