No es ningún secreto que nos encontramos ante una crisis medioambiental sin precedentes. La actividad humana ha exacerbado problemáticas que venían presentándose desde hace décadas. Siendo la contaminación del aire en México una problemática que debemos de atender.
Este fenómeno se ha convertido en un problema con repercusiones en diferentes áreas de nuestra vida. Desde aspectos tan simples como la contaminación visual producto del
smog; hasta el aumento de muertes a causa de enfermedades respiratorias en zonas urbanas.
¿Has notado la persistencia en la mala calidad del aire y te gustaría informarte más al respecto? En los siguientes párrafos, te contamos un poco más acerca de este fenómeno para que puedas tomar las medidas de prevención y acciones pertinentes.
Los humanos pasamos alrededor del 90% de nuestro tiempo en espacios cerrados. No es extraño ya que en ellos, la temperatura es más estable y contamos con los recursos para completar la mayoría de nuestras actividades cotidianas, sean laborales o domésticas.
Sin embargo, es en el aire libre donde respiramos y obtenemos oxígeno. Al pasar tiempo al aire libre obtenemos beneficios para nuestra salud tales como prevenir
enfermedades cardiovasculares, combatir el estrés, disminuir la depresión y mejorar nuestra cognición.
Desafortunadamente, una mala calidad del aire puede repercutir negativamente en el aprovechamiento de esta experiencia. En este sentido, la contaminación del aire puede ser la causa de enfermedades crónicas y provocando, así, el aumento en casos de asma.
Otras consecuencias de una mala calidad del aire pueden ser problemas de visión, pérdida de productividad y costos relacionados con la atención médica. Sin mencionar el peso de este factor en fenómenos de urgencia como el calentamiento global y el cambio climático.
Antes de mencionar los principales focos de contaminación, vale la pena mencionar las sustancias que hacen del aire un elemento peligroso. Por mencionar algunas: monóxido de carbono, óxido nitroso, ozono troposférico, dióxido de nitrógeno y material particulado.
Estos gases constituyen los principales gases de efecto invernadero que terminan acumulándose en la atmósfera, debilitándola y deteriorando la calidad ambiental. Suelen derivarse de sectores como
la industria, la agricultura, los residuos y el transporte.
En el caso de la industria, la generación de electricidad, el procesamiento de minerales y los plaguicidas reúnen las actividades más dañinas. Otras actividades que contribuyen al problema son la quema de carbón en centrales eléctricas y el tratamiento de diésel.
La agricultura, por su parte, contribuye con el uso de herbicidas, fertilizantes y la quema de desechos. Sólo en la quema de residuos agrícolas y la generación de metano y amoníaco (resultado de la ganadería), se produce el 24% de los gases de efecto invernadero.
Ahora bien, el tratamiento de residuos también aporta su puño de arena al problema. Esto se debe, en gran medida, al vertimiento de productos químicos y la quema de basura. La combustión para producir energía también perjudica potencialmente la calidad del aire.
Finalmente, el transporte es uno de los sectores que más contribuye a esta contaminación. El uso de combustibles fósiles para la movilidad individual o colectiva son responsables de la emisión de gases como
el monóxido de carbono y otros compuestos orgánicos volátiles.
De acuerdo con la OMS, el aire contaminado causa más de 4 millones de muertes prematuras anuales en todo el mundo. América Latina no escapa a esta triste realidad. Siendo el sector industrial y agrícola los principales responsables de esta situación.
Según el
World Air Quality Report 2021, Perú y Chile se encuentran entre los países con mayor índice de contaminación del aire en LatAm. Estos dos países ocupan los puestos 26 y 40 del ranking mundial, con una concentración de partículas de 29.6 y 21.7 μg/m3.
No obstante, hay ciudades que se destacan tales como Angol, Chile (47.7 μg/m3); San Juan de Lurigancho, Perú (34 μg/m3); y Metepec, México (28.4 μg/m3). Lo cual es preocupante pues tras los 14 μg/m3 pueden aparecer síntomas respiratorios leves en niños.
Así, encontramos que
7 de las 10 ciudades más contaminadas en Latinoamérica se encuentran en Chile. Mientras el resto, pertenecen, bien a Perú (San Juan de Lurigancho y Lima); o bien, a México (Metepec, EdoMex). Lo cual puede verse en la siguiente gráfica.
Fuente de la imagen:
https://es.statista.com/estadisticas/1067363/ranking-de-las-ciudades-mas-contaminadas-de-latinoamerica-y-el-caribe/
De acuerdo con la Comisión Ambiental de la Megalópolis, en Ciudad México existen 2 mil unidades contaminantes que generan dióxido de nitrógeno y ozono. En el caso específico del Valle de México, se reporta un índice promedio anual entre los 15 y 16 μg/m3.
La situación no es más alentadora en otras ciudades grandes como la Ciudad de Monterrey o Guadalajara. Dado que en el primer caso se reporta un índice de contaminación promedio anual de 17.7 μg/m3; mientras que el segundo mantiene 22 μg/m3 durante los meses invernales.
Esta situación ha aumentado los casos de enfermedades respiratorias como el asma, la bronquitis y las infecciones por hongos. A la par, esto se ha traducido en pérdidas económicas resultados de la baja en productividad laboral, limitando el potencial de crecimiento.
Esta situación ha alcanzado un punto donde
anualmente el país pierde alrededor del 2% de su PIB a causa de la mala calidad del aire. En términos monetarios los costos asociados al deterioro ambiental se ubican entre los 246 y 572 mil millones de pesos cada año
La calidad del aire en México compromete directamente tanto la salud, como la economía como los ecosistemas del país. Por tanto, es necesario plantear la urgencia de implementar nuevas políticas regulatorias que nos permitan habitar un entorno saludable y seguro.
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