Por cultura cívica, entendemos al marco de comportamiento ideal para los individuos dentro de una democracia o régimen político determinados. Es decir, la forma en que se espera que una persona participe en pro de su comunidad y el sostenimiento de la misma.
En estos términos,
una falta de cultura cívica implica un desapego, desconocimiento o incumplimiento deliberado de los lineamientos que ésta establece. Esa falta de compromiso puede derivarse del mero desinterés o de un individualismo exacerbado.
Así pues, cuando una persona tira basura en la calle lo hace porque no conoce los daños subsecuentes, o bien, porque no relaciona esos perjuicios con su persona. Al no presenciar los efectos de tirar basura, asume que no pasará nada si lo hace de nuevo.
Por otra parte, la cultura ecológica se refiere al conjunto de conocimientos encaminados a la relación armoniosa entre seres humanos y medioambiente. Estos conocimientos pueden tomar la forma de teoría o prácticas útiles para la protección de los ecosistemas.
Generalmente, es la falta de cultura ecológica la que facilita la apatía en una gran parte de la población. Y es que resulta mucho más sencillo perpetuar un daño cuando no sabemos las consecuencias de nuestras acciones.
Por ejemplo, cuando una persona tira una lata en la calle, lo hace para desentenderse de un problema a la inmediatez. Sin embargo, lo que esta persona no sabe es que esa lata tardará hasta 100 años para descomponerse en su totalidad.
Dicho así, la falta de cultura ecológica otorga una especie de licencia a las personas que tiran basura: “¿Por qué no puedo deshacerme de esto aquí mismo si es lo más fácil y no estoy haciéndole daño a nadie?”.
Como suele suceder en cualquier sociedad, la forma en que actúan otras personas termina influyendo considerablemente en nuestras acciones. Si muchas personas se comportan de cierto modo o practican cierta acción, lo asumimos como algo normal.
Por ejemplo, sea por temor o por vergüenza, es poco probable que tiremos basura en una calle libre de basura. No es el caso de una calle repleta de botellas, papeles y basura orgánica. De hecho, probablemente pensaremos que tirar “algo más”, no hará ninguna diferencia.
En estos términos, el factor contagio reproduce la idea de que, “si otras personas lo hacen, ¿por qué yo no lo haría?”. Esta justificación personal suele ser suficiente para perpetuar el daño, especialmente si no hay nadie para reprobar esa acción.
Lamentablemente,
muchas veces, la cultura ecológica no basta para contrarrestar la imitación de esas malas prácticas.
Ahora bien, es importante mencionar que esto no implica que la mayoría de las personas sean indiferentes a las problemáticas medioambientales. Muy por el contrario, un gran porcentaje de la población reconoce los efectos de la contaminación y los lamentan.
En general, la población es sensible a las noticias referentes a catástrofes ambientales producto de la intervención humana: los efectos acelerados del calentamiento global, la extinción masiva de especies animales, la contaminación del aire y el agua, etcétera.
Esto es imposible de negar. Todas las personas, independientemente de su raza, sexo o cultura, por el hecho de ser humanas, se sienten indirectamente comprometidas con el medioambiente y la salud colectiva. Es una situación que involucra a todo el mundo.
El problema radica en que,
al momento de perpetuar acciones individuales, estos daños a gran escala se perciben como lejanos. Por lo tanto, pese a cualquier preocupación generalizada, las acciones individuales son vistas con una trascendencia menor.
Hacer conciencia entre la población en torno a la responsabilidad de tirar basura es difícil. Principalmente, porque las campañas encaminadas al cuidado del medioambiente suelen generar incomodidad o incredulidad entre los sectores más desinformados.
Sin embargo, es precisamente por esto que resulta importante ejercer presión social para un cambio. En este caso, proveer información útil que ayude a entender esta problemática es fundamental. Los casos actualizados y efectos generales siempre son útiles para una mayor ilustración.
¿Qué opinas? ¿Cuál de estas razones crees que sea la de mayor peso en tu comunidad? Acércate a ella y anímate a actuar en nombre del medioambiente.